lunes, diciembre 03, 2007

LLUM

A veces, los libros lo encuentran a uno.
S'altre dia vaig topar amb un conte de quan era petit.
Éste empezaba así:
En puntillas descendió por el borde del sendero con sus grandes pies palmeados, de largos dedos. […]

En ese momento recibió una señal de alarma para regresar a la Nave, pero decidió que aún era demasiado pronto, que se trataba de una advertencia para aquellos que no eran tan veloces como él. La luz de su corazón se encendió con un rojo rubí en respuesta a las luces de las casas que titilaban enfrente suyo. Amaba la Tierra, especialmente su vida vegetal, pero también le gustaban los humanos y siempre, cuando la luz de su corazón se encendía, sentía el deseo de enseñarles, de guiarlos, de transmitirles la inteligencia acumulada durante millones de años. ¿Pero, de qué valía tratar de instruir a gentes que sólo se reirían ante su silueta con forma de pera?

Luego caminó por la rampa. La luz interior de la Gran Gema resplandecía sobre él y E.T. sintió los millones de circuitos de su conciencia brillando en su interior hasta que su corazón, al igual que el del Eliot, se hubo llenado no sólo de soledad sino de amor.